... Jesus doesn´t want me for a sunbeam ...






Es un rayo sin piedad, la clemencia no sirve.
Paraliza el cerebro, el corazón...mutila de un tajo la mente...se pierde el tacto con el cuerpo y el alma violada queda indolente.
La velocidad de la sangre corre por el cuerpo sin detenerse, el corazón miedoso atina a esconderse...a refugiarse en un escondite obvio, a mostrar la simpleza sin máscaras.
Es la imagen del nirvana viva, la luz entre las hojas de los arboles, el amanecer...el rocío peregrinando por cada pétalo de rosa. Las armas las carga el diablo y no hay defensa contra esto, los escudos se rompen en mil pedazos...pues la inercia arrasa con todo a su paso. Es un golpe, un choque, un aliento, un terremoto, un vuelo y una caída, un abismo centelleante, un accidente digno del apocalipsis.

Quiero ver y quiero vendarme, atarme las manos con cadenas hirientes, ahogar los gritos y cortar los brazos que corren ingenuamente en aquella dirección. Es un oleaje, una marejada sin fondo y explosiva, arrasante cual asesina, dolorosa pero dulce, embriagadora...seductora.
La palabra se hace sonrisa y la mirada se carne, fértil, añorada...blanda e inquebrantable, acogedora...es un oasis, un oasis en medio del desierto, desbordante de delirios y purificadora de sed. Mar empedernido de juvenil sutileza, cristalina y frágil, fuerte...poderosa, incendiante y ácida.

Podría poner el metal entre mis venas, el hielo entre los huecos de mi alma...quizá pudiera forjar con acero en algún yunque de metal volcánico la espada y el escudo para un corazón escudero, pues no alcanza a ser caballero.

Manuel, conviértete en el príncipe mendigo, cazafortunas y romántico, fiel al amor, enamorado de los atardeceres, trovador de princesas, hermitaño hasta el cénit lunar...caballero palpable e inquebrantable, indoloro y duro hasta la columna, enamora sonrisas, miradas y lujurias.
Mira con la cabeza en alto, muestra las cicatrices de lucha y las medallas de guerra. Mientras haya tierras que conquistar, no olvides el fugaz silencio que recorrió el universo virgen, cuando más necesitabas consuelo.

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