Sentado frente al velo




El principito pudo domesticar un zorro, e hizo única en el mundo una rosa. Su mundo era pequeño y simple y de vez en cuando tenía que mantenerlo a salvo, para que la belleza de esa simpleza, no se esfumara con los troncos y raíces de los Baobabs.
¿Cómo puede hacerse una rosa única? ¿Puede conllevar eso, a un lazo perpetuo que no quiere romperse?

Hay otra historia, me parece que asiática, que habla de un hilo rojo que une a las personas. Yo me pregunto entre mi asombro y mi limbo entre credulidad e incredulidad...¿Cómo, de qué forma, en qué momento, nos vamos en búsqueda de ese hilo? ¿y si lo encontramos por qué el destino como que se empeñase en separar aquello? ¿Por qué termina siendo un sueño inalcanzable?

A veces la vida se determina en momentos, en momentos claves, todo converge en pocos segundos en un solo punto de la existencia. Hay algo allí en el corazón que dice que tienes que hacer algo, un monto de energía que no es suficiente para moverte de modo automático. Es como una vela que necesita del fuego, y ese fuego se llama voluntad que se agrega a ese monto de energía para encender aquella vela.
Cuesta creer que cuando ocurren esos momentos fugaces, sublimes y fugaces, realmente tienen un fin...fin de final, el fin (como objetivo, como razón de ser, intención) es enigmático y uno se quiebra la cabeza tratando de entender las malditas razones por las cuales dimos fuego a aquella vela, para que un viento exterior la apagase en un abrir y cerrar de ojos...y se esfuma, mezclándose con el viento. Lo único que queda es el olor a cera apagada, que en algún momento también se irá, dejándonos en la nada, con una ilusión, como la caverna de Platón.

Yo prendí una vela. No sé su fin. ¿por qué la prendí? porque todo se basó en un deseo incontenible por hacer algo para abrazar aquella llama, para detener el viento mortal, para tender una especie de cobija. La vela se encendió y todo convergió. No esperé nada a cambio y sólo me dediqué a la entrega. Nada más...

Heme aquí en este misterio sin resolver. Una especie de enigma, un velo que no puedo tocar o atravesar ¿y cómo?. Hay una especie de arte que no puedo borrar, un trazo que se dibujó sin previo aviso, una obra de arte que me dejó fascinado y que me ha hecho volver una y otra vez a ese museo. Me sedujo en su mudez, en su estética, en lo que representaba para un pequeño mundo entero, simple y hogareño...tranquilo, inconquistable.

El único conocimiento que poseo, son esos 3 tópicos: Una rosa, un zorro, y un hilo rojo. ¿en qué se relacionan? en que las tres son la razón por la cual el ser humano se erigió en este mundo, algo que a nadie deja indiferente y que a muy pocos NO los ha tocado.

Heme aquí, en mi habitación...con un zorro, una rosa y un hilo rojo y créanme que no sé que hacer con ellos. Lo único que he hecho, es sentarme en calma, frente al velo.

Y mi vela sigue encendida. No sé por qué el viento ya no quiere apagarla.