Se nos quiebra el cielo



Hazme el amor como si el mundo se acabase,
Hazme tuyo como si fuera el último apocalipsis,
Quiebra el metal que envuelve mi sangre,
Dirígete perfecta hacia cada herida,
Cae como hambrienta robándome los besos.

Cae, sólo cae,
Como si cada átomo tuyo fuera a desaparecer de este planeta.

Dedícate a revelar el calor de un techo,
Muéstranos tu muerte para conocer la vida,
Limpia el alma, corroe mi oscuridad,
Deslízate fuerte corriendo por cada hebra de mi cabello,
Amarra fuerte este corazón despavorido.

Cae, sólo cae,
Como si cada estrépito fuera la furia de tu poseidón desaparecido.

Ayúdanos a arrancar con las manos en alto y los diarios mansos,
A realizar una obra de arte uniendo nuestro amor con el de aquellos,
Ayuda también a recordar que el romance no se acaba,
Y que su vida útil sólo continúa hasta que ambos se escapan.

Corre, sólo corre,
Huye hacia mí, ven a mi cuerpo, toca mi mano.

Quiero hacerte danzar sobre la melancolía,
Pretendo mostrarte que en el vidrio de la ventana cabe el mundo,
Yo quiero enseñarte a revivir los pasos que desaparecen en el pavimento,
Puedo mostrarte, si así lo quieres, la gloria de la soledad,
Matemáticamente puedo decirte que contemplarte es parte de nuestra imperfección,

Corre, sólo corre,
Desafía la gravedad y rebelate contra el viento.

Qué terrible es nuestra utopía,
Así como el amor,
Sólo sabemos que ambos existimos el uno para el otro,
Sin credulidad y descalzos caminando entre noche y barro sombrío.

Ahora que el silencio ha invadido tu cansancio,

Puedo enseñarte que vivir es parte de la muerte,
Se me hace posible poder decirte que los dioses no llegan a nuestros campos.
Yo también puedo confesarte que el ruido no es eterno,
Y que en mi duda puedo acariciarte sin que te des cuenta.

Por eso desgranate en millones de prismas inacabables,
Deja de ocultar el arcoiris que hay en cada uno de ellos.
Saca el polvo que tengo encima,
Vuelca el ritmo de cada cristal de vida,
Deslízate por mis ojos, cristales que ya se fueron, tiempos que son recuerdos.

¿Cómo podemos delimitar?



Lo que siento de las palabras es que son como el agua que desborda un estanque, una pileta. El agua se va desbordando porque simplemente es demasiada, y la fuente ya no puede contener el agua, y trato de atrapar cada gota que se cae del recipiente, pero es imposible. Y de todo aquel caudal, finalmente lo único que termina en mis manos son unos pocos fragmentos de aquella agua cristalina, que no se puede contener. Son también como cuando un rompecabezas se cae de una mesa.

Pero, ¿qué ocurre al fondo de la pileta? ¿por qué sale tanta agua a borbotones?

Malos entendidos



He sido retorcido como el vidrio al fuego,
He quedado expuesto a los vendavales,
Al martirio, al encierro,
Al olor húmedo de las mañanas,
Al olor de mi carne,
Encerrado en el olor de mi piel sudada.

Apolillado hasta más no poder,
Los agujeros aparecen por doquier,
la putrefacción licuada con menta,
Se revuelve sola en la mesa.

Ya no basta con mirar,
Porque he aprendido a no observar,
No basta con ternura ni tampoco con lascivia,
A mí parece que no me basta con tener que cagar,
No me alcanza...no, no me alcanza.

He de perderme en el reino mineral,
En el reino fungi, para ser un montón de esporas,
He de tener mucho más vida allí,
Porque podría multiplicar mi semen,
Y desvirgar panes o flores mal heridas.

Cada palabra es un desaliento, señores.
Toda letra que se derrama no es inocente,
Tampoco el vino que se toma,
Ni menos la hora de la muerte.

Hoy las palabras no tienen peso,
No son dueñas de la historia,
Tampoco del amor.
Escaparon al mundo de la fantasía,
Se deshicieron en nubes y aire invisible,
Hoy las palabras no tienen peso,
Porque pronto se olvidan,
Y siempre que nacen mueren antes que nosotros,
Hoy en día la palabra no vive,
Porque no nace del corazón,
Ni tampoco se revuelcan en los ojos.
Queriendo encontrar un rincón.

Hoy las palabras son ilusión,
Porque no puedes saber si es una daga,
O una suave cosquilla escrita por una pluma.

El título de tu entrada



A veces uno ocupa un pincel para retratar el paisaje que está alrededor, y se esmera. Muchas veces no se sabe lo que se está pintando, tampoco qué colores usa, ni la delicadeza o la firmeza del uso del pincel. Simplemente los trazos nacen como por arte de magia, y se plasman en esa tabula rasa pensando y sintiendo que lo que se pinta no es perfecto, pero está bien.

Pero a veces no es así, simplemente no es así. Tiene relación con dar lo mejor, tratando de que un monstruo no salga a la superficie, tratando de plasmar ese interior.

Algo anduvo mal.

Pero más allá de eso, confío en mis pinceladas. Eso tengo que hacer.