A dioses jugamos todos



Me parece que encontrarse con nuestra propia divinidad, es encontrar el camino para el cual estamos hechos: es encontrar nuestra verdadera esencia, esa esencia que no ha podido ser corrompida ni por el mercado ni por la sociedad.

Así también nos acercamos un poco más a la esencia del universo, nos acercamos un poco más a la vitalidad, a Dios, al gran arquitecto, a Alá, A Jehová, a la fuente.

A todo el plan universal.

Que se abran las grandes alamedas



Y que se abran fuerte en contra del viento y la marea.

Hoy pasaba por el lado de una construcción, allí, temprano estaban los obreros, tratando de levantar algún edificio de algún capitalista morando al lado de una piscina, tomando una pilsen.

Lo raro es que hay mucha gente que juzga el tamaño de su país, por los edificios levantados.

Levantados por gente que muchas veces otras gentes juzgan menos que ellas.

Nos hemos olvidado de aquellos que han levantado este país, ellos son los que debieran tener algún día especial para hacer algo terminado en "tón".
Esta pequeña entrada es para aquellos: todos aquellos que se levantan cada mañana para trabajar por su familia, y para levantar este país que, de ideología, cultura y corazón, hay poco.

Gracias a todos ellos, que de alguna u otra forma hacen el trabajo que otros no quieren, y que sin embargo, mantienen bella esta capital.


Aún así, esta entrada debe ser quemada, porque las palabras no sirven, siempre importan nuestras acciones.

Como si no bastara



He de retratar ahora y aquí el cáncer de este viejo dolor,
He de dar a luz a palabras llenas de sangre,
Cubiertas de carne inflamada y apestosa,
Con el corazón podrido, arrancado,
Tanto tajo y tanta tortura,
Tanto buitre y verdugo.
De todo ha pasado por él,
Conoce todos los pies del mundo en todas sus formas,
La oscuridad lo reprime sin pena, ni tampoco gloria.

Grande ha sido mi intuición,
Solemne ha sido mi idiotez,
He ahí lo que temía, lo que veía venir,
He ahí con mil escupos y vómitos
Lo que mi oráculo interior me gritaba ¡y me lo venía a decir!,
Y yo pobre idiota inocente,
Tierno imbécil mozalbete,
Un viejo en potencia y disecado de testículos,
Otra vez cometiendo putos errores,
Putas imbecilidades manoseadas y masturbadas,
Malditamente plantadas en mi pantano interior.

Pero no importa.

Ha de penetrarte con la envidia mía sobre su cabeza,
Ha de tocarte como nunca pude hacerlo,
Ha de besarte y profesarte amor como el poeta más vil,
¡Como un poeta recien nacido!
Y yo lo escupo, lo envidio, las maldiciones en su nombre se me acaban,
Las virtudes se me van al suelo,
Y mi miembro eréctil lo cortaré con placer,
Porque me he quedado sin pan ni pedazo.

Maldita ceguera y estúpidas esperanzas,
Maldito arrepentimiento que cada día me mata,
Maldita oscuridad que mi alma arrebata,
Maldito YO
Y me maldigo mil veces y me maldeciré hasta siempre,
Me maldigo en mi sucia y violada oscuridad,
Maldigo la putrefacción del mojón corriendo por mi cuerpo,
Maldigo el puto camino y el maldito destino al cual me someto,
Maldigo sus brazos, su cuerpo y su pene,
Por hacerte daño una sola vez,
Y por que se que en el fondo aún lo amas.

Que el amor prevalezca, pues yo no estoy preparado para eso. Tropezar y tropezar hasta que aprenda, dañar y ser dañado hasta que vuelva.

Así ha de ser mi viaje, así he de caminar. Descubriendo cada punto de luz flotando en el mar, encontrándolos y recogiendo cada pedazo inerte, con calma, con paciencia...con amor propio...en mi mínima barcaza sin norte ni oeste.

Que el amor prevalezca en tu vida, y que te lo llenen bellos paisajes.

Crecer



Palabras no me faltaron. Estuvieron en distintos tonos con una firmeza diferenciada por cada persona que se dirigió a mí: A lo que soy y a lo que hago.

Básicamente me percaté de que, más allá de ser lo que ahora he logrado ser, sigo siendo muy pequeño, un niño llorón.

Me sentí (y que la verdad ahora empape mis palabras) me sentí un estúpido, poco hombre, amparado en raíces que ya se desvanecieron hace mucho. Sé que la he cagado.



He de enfrentar esto, y creo que será un gran paso. He de hacer lo que mi corazón quiera estallar, lo que me quiera susurrar y lo que quiere hacer entender.


Ya no quiero ser más un niño llorón.

Los caminos de la vida



Notas:

- Lo que quiero superar, definitivamente, es mi aspecto emocional y aquello relacionado con las mujeres. para ello, he de estar solo el tiempo que me haga falta. Quiero trabajar en mí. No sé como ni a donde me pueda llevar aquel camino, pero lo que es seguro, es que quiero encontrar de una vez por todas aquella podredumbre mental que pueda encontrarse en mi interior.

- Quiero trabajar mi lado artístico, creo que una de la perspectiva que no he trabajado ha sido no realizar una vía de materialización a toda esa "espiritualidad" que siempre me ha llamado, o puede ser misticismo, o puede ser el camino del iniciado.

- Tengo miedo, tengo miedo de quedarme solo. Tengo miedo de no conocer el amor, tengo miedo de contentarme con alguien que me haga daño, tengo miedo de cegarme, tengo miedo de jugármelas nuevamente por alguien.

- Quiero ampliar mi mundo de habilidades, quiero hacer de todo para desarrollar mis talentos.

- Quiero destruirme y asesinarme por completo. Quiero borrar viejos esquemas, quiero destruir antiguos edificios en mi. Quiero sanarme.

- Quiero perdonar, y que me perdonen.

- Quiero ser de una vez por todas, un hombre sano.


Ya son 26 años, 26 años que siento que no he avanzado...

Como guerrero



Hay un proceso doloroso. Es como despedirme de un montón de cosas, un montón de cosas que pertenecen a un mismo elemento. El quinto elemento.
Parece que es una despedida y un inicio. Pareciera que el camino es largo y difícil, dificultoso, tormentoso, complicado. Parece que las artes en ese sentido en mí no cobran valor, pues se hunden como metal en el agua y se derriten como las plumas de Icaro al tratar de llegar al sol, y es algo que tengo que intentar.
Mi voluntad es cambiar, cambiar al fin...cambiar ese aspecto de persona que hay en mi interior, transmutar la energía para encontrar dentro del abismo aquel brillo. Aquello me puede causar la oscuridad completa y sin fin, puedo llegar más allá del inframundo, allí donde nace el Tártaro. Si es necesario batallar contra titanes y gigantes así lo voy a hacer, si es necesario llegar morir lo prefiero así. Quiero hundirme, quiero progresar en mí, quiero encontrarme con la última gota de sudor y de sangre golpeando contra el piso, quiero intentar levantarme hasta que mis músculos no resistan el peso de mis huesos.
No espero renacer, no espero recompensa, no espero nada. Lo único que deseo es encontrar el maldito pantano y vencer a la hidra. Encontrar esa putrefacción y limpiarla de toda sombra.

Las esperanzas ya no las tengo, ni Dios me tiene esperanzas. La luz se me ha escapado porque ya he porfiado bastante.

Me repudio, me odio, no me amo, no pido ni me quejo. Estoy frustrado y enfurecido conmigo, estoy harto, estoy rebosante de amargura y tristeza.

Pero quiero encontrarme con ese pantano, cueste lo que cueste.

Me llevaré a mí mismo y mi fe en el corazón. Me comportaré como el guerrero que soy y el mago al que me he de convertir. Esta vez mi voluntad, se convertirá en la espada que me ha de guiar.

Y finalmente sí deseo algo: encontrarme y purificarme, para poder seguir viviendo, para fundirme, para entenderme, para superarme, para calmarme.

Con el sudor entre las piernas



Mujer...

Me tienes los nervios como el acero,
Me sulfura la sangre,
Mi estómago implosiona cada vez que te veo,
Mis músculos tiritan, sienten miedo y curiosidad,
Las manos se me vuelven un lago inmenso,
El aroma y tu piel, elementos de la alquimia más perfecta
Quiero esculpir cada centímetro de ese cuerpo,
hundirme en esa tierna sombra,
Invadir cada pulso tuyo,
Revolucionar toda hormona reprimida.

Quiero apretarte contra mí,
Hacerte mía de una buena vez,
Penetrar el extasis vivo en tus ojos,
Sacar de tu sonrisa aliviada un último suspiro sublime.

Ay mujer

Como me gustaría revivir el fuego de aquella noche,
Morderte el cuello, fundirme
Tratar de vencerte en orgasmos,
Dejar que conozcas el cielo,
Permitir que volases conmigo en una barcaza directo a las nubes,
Que ganas de embrujarte con juegos de manos y palabras.
Que ganas de adentrarme en ese paraíso,
Que divino recoger sus frutos.

Esta noche no te saco en rimas,
Te invoco desde mis entrañas,
Desde la base de mi herramienta,
Trato de materializar tu nombre,
Y estar solo una noche junto a tus labios,
Ay diosa mía,
Perfecto límite entre el delirio y el cosmos,
Hermoso límite entre el pecado y lo puro,
Que hermoso milagro es que confíes tu cuerpo,
Porque quiero obtener la soberanía de tu carne,
Y por eso me rebelo a ganarte el respeto,
A ganarte el poder conquistando cada territorio de tu piel,
Te maldigo por ese cuerpo turbulento,
Porque se lleva mis ojos...
Y también mi pensamiento.

Ay mujer, ¿por qué te presentas en cada fogata mía?

Sigue siendo el temor de venus,
Permiteme encontrar esa joya entre tus piernas,
Para recordar una noche antes de irme,
Para saber que por lo menos,
Fui el artista que creó su propia Galatea.

Manuel Rivero Vega