... Garden ...






 Quisiera llegar con un ramo de rosas, hasta la puerta de ese jardín. Sonreír despacio y estirar la mano con el papel que cubre las espinas, comunicando que aquellas bailarinas de color escarlata tienen que hacer su trabajo en aquel silencio, donde las palabras sobran.
 Quisiera poner una tarjeta de las pequeñas, con alguna de mis palabras tatuadas en ese blanco infinito, la historia que hubo detrás antes de llegar a aquellas puertas, con una letra porfiada y apresurada escrita en el primer taxi que pasó frente a mis ojos.
 Quisiera romper el silencio sin palabras, una mirada bastaría, una sonrisa llenaría el espacio vacío y las rosas solo pasarían a ser excusa y proyección del corazón.
 Quisiera no tener que abrir las puertas de otros jardines, ni tratar de buscar las llaves perdidas en el pasto, dejar las rosas a un lado mientras se marchitan con el sol, esperar que se abran de par en par...indagar en páramos que, aunque parezcan el edén y me prometieran aquel paraíso teniendo que dejar el jardín que acostumbro a mirar desde lejos, preferiría seguir en ese limbo o simplemente enamorarme del infierno.
 Quisiera tener las llaves de ese jardín y abrir los portones de metal de un golpe, correr y correr por el pasto masoquista que no le importa que los pies lo golpeen mientras la sonrisa se refleje en la cara. Detenerme para sentarme en aquella vieja banca de madera y esperar al espíritu dueño de aquellos campos tan sublimes, para que me muestre la magia de su jardín.


 Quisiera llegar con un ramo de rosas y una tarjetita de color blanco entre los pétalos, ese blanco infinito con palabras tatuadas que parecen susurrar a los oídos, escritas con silencio y con la tinta de una mirada.

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