Esquizofrenia



La lluvia me cuenta, como queriendo pasar por la ventana, que todo amor tiene espinas. Que precisamente es una de las razones por las cuales se le asemeja a la rosa: provoca dolor, pero es hermoso. Yo le contesto a la lluvia que no tiene ni moral ni ética para venir a mi ventana y contarme algo así, porque es una traidora...ella es una de las razones por las cuales existen y que si fuera aliada mía ( o en cualquier tipo de relación, como la amistad) no alimentaría los vivos colores de sus pétalos y ni pensar de dar de beber a sus raíces.

No me contestó, al parecer esta vez gané la discusión.

Me levanté entonces para darme una ducha y se me apareció mi ángel de la guarda. Me ha repetido una y otra vez durante toda la semana que no cierre mi corazón al amor, que algún día llegará, que lo bueno llega el día menos pensado, que si cierro mi corazón en una caja fuerte se transformará en una bomba atómica capaz de despedazarme y claro, con toda aquella radiación terminaré convertido en un monstruo. Yo le pregunté que de dónde había sacado tanta imaginación para contarme algo así y que al parecer tendría que ir a visitar a un psicólogo, porque las alitas que lleva en la espalda, aquella aureola tan luminosamente santificada y tanta perfección en un solo ser, no son garantía de salud mental.

Tampoco me contestó, así que cerré la ducha y proseguí a secarme.

Vestido ya, pasé a la cocina para tomar desayuno. Ahí llegó el diablo. Me dijo que la mujer era como aquel trozo de brazo de reina que estaba comiendo: dulce y envenenadamente vicioso. Me quedé mirándolo con cara de agradecimiento por haberme hecho rechazar mi desayuno y le contesté de la forma más cortés posible que devolviera su culo al infierno y que tuviera cuidado con quemarse.

Se devolvió.

Cerrando la puerta para presentarme nuevamente a un día laboral más, me saludó la muerte. Me di la media vuelta para mirarla a los ojos, a ver qué comentario inteligente iba a recibir esta mañana llena de consejos. Me dijo que todo tenía su fin, que todo algún día acaba y que qué más daba todo aquello, ya que probablemente este mismo día iba a tomar mi última copa de vino. Así que acepté su invitación.

Y aquí estoy, fumando un cigarro, después de hacer el amor con ella, la muerte. Ahora sé que el amor existe y la fidelidad también.

Esta vez sin temor: Diario de muerte y algunos consejos.



Cuando se entra a la muerte, se debe hacerlo sin temor y determinación. Una decisión así no debe tener vuelta atrás, debe ser cruda, recalcitrante, visceral, dolorosa y lo suficientemente tóxica como para no ver la luz. El corazón se arruga, se encoje y deja de existir. El alma comienza pudrirse, a desesperarse...el hedor de la muerte comienza a adueñarse de ella y comienza a oscurecerse.

No aloje esperanzas de que todo pasará rápido, pues debe vivir este proceso en cada milésima de segundo, saborearlo, degustarlo, revolcarse en el piso y amar la frialdad y la dureza que esto conlleva. Debe alimentarse de su dolor y su llanto para poder sobrevivir, como el pan y el agua.

Olvídese de Cristo, o cualquiera sea su Dios o deidades; Esto es algo que debe hacer completamente solo y desamparado, en desnudez completa y sincera, mientras el frío le congela cada célula de su cuerpo. No piense que ellos no participan de magnífica fiesta porque no lo aman, sino que es una decisión que tiene que realizar como guerrero: solo, así que mójese el potito.

Una vez abajo, se encontrará con demonios y toda clase de monstruos. tendrá que saber como usar su arma para poder derrotarlos, si se le olvidó, aprenda nuevamente, es el mejor momento. Recuerde que el ser humano en situaciones extremas realiza milagros, sobre todo cuando establece una relación de amistad con la muerte.
A veces será derrotado y otras veces saldrá victorioso. Cuando finalmente las batallas ganadas superen sus derrotas, llegará el jefe para romper su cabeza y comer su alma si es necesario. En este caso o se deja vencer por el miedo y se permite ser devorado o toma su arma como lo ha hecho hasta ahora y se lanza en ataque enarbolando su alma en la oscuridad. Pero recuerde: el miedo siempre existe dentro de nosotros, eso no acaba.

EN CASO DE SER DERROTADO: Jamás tuvo algo que perder en ese montón de mierda. Después de todo, ya estaba muerto y lo único que tendría que haber hecho, es luchar, pues jamás iba a perder algo. Reelabore su situación, replanteese, estudie cada movimiento. Tendrá que empezar todo de nuevo y probablemente los demonios (incluyendo el jefe) sean mucho más fuertes. Pero no lo olvide: usted también.

EN CASO DE SALIR VICTORIOSO: Siéntase plenamente orgulloso y láncese al vacío. Si, como leyó: láncese al vacío. Deshágase de todo lo que llevaba y había aprendido y prepárese a morir definitivamente. Lo demás es spoiler.