...el acordeonista y el cantor apasionado...


noche: lunes 23:15 horas...

La noche cayó como tela fría,

el otoño vertía las hojas al helado piso,
la luna, danzante como siempre
bailaba al son de las nubes,
y al tierno cielo,
cantante de lejanas estrellas...


la noche tenía un sabor especial,
ese sabor de la soledad
y la sabiduría que en ella se puede encontrar...
invitaba tenuemente
al corazón...en su suave andar...

el anciano subió al autobus,
imponía su cálido respeto,
ordenado,
cual antiguo roble
mientras el acordeón lo miraba,
esperando su lenta acción...

la tranquilidad de sus frágiles manos,
y la calma de aquel veterano,
dibujaba noches tristes,
y días sin tregua
de aquel humano,
parado contra las miradas
mientras sus ojos,
se colaban en recuerdos
inmutables y perplejos
frente al paisaje de sus sueños...

la tierna melodía estalló por completo,
el renuente sonido se colaba en mis huesos,
la figura de mi tata emergió en mi cabeza,
días apacibles aquellos,
en que mi niñez
me permitía llenarlo de caricias

música tras música,
el viejito abrazaba su soledad,
nota tras nota,
el viejito rompía en cristal
mientras la melancolía me bañaba
cual gota de lluvia
derramando su tristeza
en este corazón plagado de nostalgias
amenazante de lúcida tranquilidad...

ya el acordeón sonreía junto al anciano,
acompañaba a su corazón bailando
y trazando melodías
hizo apretar la garganta
al tierno anciano...

¿por qué lloras?
preguntó con su música a las lágrimas de sus manos...
¿por qué recuerdas?
insistió a sus escondidos milagros
que sentimiento más sentimiento
se agolpaban en su pecho
enredando canciones y recuerdos...

ya estaba en trance
escondido en sus adentros,
envuelto en sus ropas ficticias,
dispuesto a seguir floreando
aquellas melodías al viento
que suavemente abrazaba la brisa
del paisaje nocturno asomado a los ojos...

los pasos irrumpieron suavemente
en el paño frío del bus
mientras las miradas caídas
juzgaban la apariencia del aparecido,
que cohibido tomó un lugar eterno
en aquella cuncuna trotanoches sin luz...

abrazaba una compañera de parrandas,
pintada cuidadosamente de colores,
con el interior dulce,
de la felicidad pasajera
que sus besos dorados
brindaban a sus labios...

pidió silencio de manera graciosa,
y respeto por las melodías jugosas
y sin más su mirada se tornó virtuosa
que de golpe
saludó al frágil acordeón

el silencio era inmutable
la suave pasión recorría los asientos
y así pasaron los años
en la suave noche
de aquel frío otoño
helado como el invierno...

un tono ronco salió de una las almas,
acompañando al alegre acordeón...
era el aparecido,
el cantor
que con cierta dulzura alzó su voz...

anciano y cantor
yacían a un lado
cantando musicas
creando una voz
esparciendo el silencio
por las gargantas y pensamientos
de los fantasmas sin habla
pétreos sin son

ya el anciano,cansado miró el acordeón:
es hora de irnos
y éste gimió
así bajó de la cuncuna
con su tristeza en su sien
que la noche le brotaba
en sus manos
en su piel...

el cantor regaló una canción
a los fanáticos sin pasión
de una de sus prozas
de poesía y sabor...
hirió sus adentros
recordando paisajes
de su vida distante
de duce bribón...

así pasó la eterna noche
fantasma era yo,
que sonreía
con cierta melancolía
al cantor
y al acordeonista
con sus inocentes melodías
de inocencia perdida...

" yo soy el pecado de la vida"
terminó el apasionado cantor
y una frase dejó
dibujada en su telón...
mientras yo sin más
tome esa canción
y la pinto junto a ustedes
para que también piensen...
con el mismo corazón...



" vale pensar en la inocencia de un niño diciendo te amo..."

y el telón de la noche......al fin se cerró...


by Manu

No hay comentarios: