En la playa



Que frase más odiosa.

El odio no llega a serlo, pues no lo siento.
Aquella frase me confirma lo distantemente cerca que te encuentras,
Me habla de los años luz que estoy de tu boca,
Me recuerdan como pájaro carpintero las veces que pude estar cerca.

Siento celos, y mataría cada gaviota que tiene la suerte de mirarte,
Secaría las olas del mar para que no hecharan su tierna brisa sobre tus mejillas,
Apagaría toda la apuesta de sol para no darle brillo a tus ojos,
Ni tampoco obligarte a sonreír por placer.

Golpearía cada grano de arena que osara tocar tu cuerpo,
Espantaría cada montón de espuma que se atreviera a besar tus pies,
Respiraría todo el aire que necesitas con anhelo,
Robaría todas las risas y murmullos que se expanden por ese lugar.

Quemaría el frío que te pone la piel de gallina, porque yo no lo he podido hacer,
Pararía el tiempo en aquellas noches de alcohol y fiesta,
No dejaría ningún estúpido en pie que se acercara más que yo,
Quebraría cada vaso que posea tus manos y tu lengua.

Dejaría de beber alcohol si sé que te causa placer,
Y que te haga más feliz de lo que yo pueda hacerte,
Mato cada pensamiento que me dice que puedes estar con otro,
Que puedas regalarle tus caricias,
Que puedas regalarle tu sexo, que puedas regalarle ese instante.

Con todo lo robado, lo quemado, lo golpeado, lo que he secado, lo que he respirado, lo que he quebrado y lo que he dejado...
Con todas esas pinturas robadas y en mi poder, podría alegrarte, podría hacer sonreír el lienzo de tu vida,
Aunque así solo fuera por un segundo.

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