...prólogo...



 Creo que varias veces he escrito un poco de mi infancia, parte de mi vida. He dicho por ejemplo, que me pasaba horas mirando las estrellas de manera "solitaria"..."solitaria" porque jamás estuve solo, el mundo entero me acompañaba. Me hacía preguntas y me las respondía yo mismo, o tal vez no, quizá eso llamado corazón o tal vez aquello llamado Angel. Pues sí, creo en todas aquellas cosas que mucha gente "no quiere ver" por motivos varios.
 En aquella época aprendí muchas cosas, quizá más de las que debía saber a esa edad (unos...7 - 11 años mas o menos) sentía el mundo moverse conmigo, sentía que hablaba con el universo...que, el viento de aquellos veranos era frío pero no me helaba el cuerpo, al contrario, era una especie de caricia que hablaba de algo que estaba ahí. Así fué pasando el tiempo... quiero tener un maestro me decía, quiero tener a alguien que me entrene. Miraba por las copas de los árboles a ver si había alguien escondido. Siempre sentí algo, siempre sentí que de alguna manera alguien en un rincón de este enorme mundo me estaba escuchando y de esa manera lo sentía, sentía esa presencia.
 Cuando llegó mi perro aquella actividad de partir solo a mirar las estrellas, de sentir la naturaleza se fué opacando, el Zaki (mi perro) es demasiado inquieto y terminaba por desconcetrarme y llegar a nada, hasta que poco a poco, ya entrado a la u y con problemas propios me fuí alejando de aquel mundo. Me hacía promesas sin cumplir: hoy día en la noche saldré. Siempre me lo repetía hasta que salía una o 2 veces y ya.
 Llegó un momento en el que me perdí por completo, la vida más que un fiasco era algo que ni siquiera se merecía importancia siquiera de vomitarla...vivía y vivía y vivía y seguía viviendo. Hasta que llegó mi remezón en la vida, llegó aquel bichito que jamás pensé encontrar en el camino (por lo menos no tan luego, debo reconocer que cambió mi vida) y eso. Es algo que se traga demasiado amargo, pero que me enseñó a vivir deveras, a valorar, a caminar.
 Y si, por aquellos días estaba en San Felipe, aquel pueblito tan importante y tan olvidado. Era verano y había ido porque prometí ir a ver a mis viejitos...a mi tata con mi abuelita (y que lo digo ahora valen más que el oro).
 Mi abuelita había comprado una colección de libros de Paulo Coelho, que venían con el diario, al principio le heché una hojeada al manual del guerrero de la luz y había sido todo.
 Ese verano en particular, (este verano en particular xD {o por lo menos por ahi por diciembre, creo}) vi la colección esa completa en la cabecera de la cama de mis viejitos....decidí terminarme el manual del guerrero de la luz, lo terminé y ZAS!. Si bien es cierto me ayudó como tipo de catarsis para lo que en ese momento sentía mi corazón, aprendí otras cosas.( Por aquí viene algo importante que no hay que escribir ahora).
-supe ver la vida de otra manera-


Quiero tener un maestro...se volvió a repetir en mi cabeza, ese deseo de niño había vuelto una vez más, el deseo ferviente de conocer y saber lo que pocos saben...el ocultismo y todo eso, la vida encaminada como una herramienta para cumplir un sueño...sueño...
mi sueño es saber todo aquello, para algún día convertirme en maestro también...ser sabio, conocer la magia y el amor...enseñarle a los demás...

He tenido un comienzo bastante flojo, la flojera casi siempre me gana, pero esta vez no. Quiero algún día, llegar a ese punto...aun queda harto, pero ya tengo un comienzo.



El paso, se va encaminando...

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