El abrazo de Saturno, la flecha de Quirón, el misterio de la casa VIII y un hombre enfrentado al destino.



Una vez más, una vez más...una vez más.

Saturno me abraza con su guadaña, Quirón entierra su flecha justo en mi corazón y la casa VIII me hunde en sus aguas infinitas.
La melancolía me inunda, la tristeza castra todos los otros sentimientos, la relación con cualquier mujer me lo hacen imposible.

Ya es el límite, es el muro infranqueable...es luchar contra la tormenta, un tornado y un meteorito al mismo tiempo. Acciones ya no me quedan, herramientas tampoco, ni ganas, ni voluntad...tampoco algún pequeño brillo de esperanza.

Me resta ahogarme con en este dolor y esa amenaza, solo me queda llegar al fondo del mar. Me queda caer suavemente para tocar con mis espaldas y mi pesado cuerpo aquella arena fina.

ya no puedo, ya no puedo...ya no puedo.

Me quedaré allí, aceptando el movimiento de la corriente, aceptando la falta de oxígeno. Lo único que me queda ahora...es la humildad.

Mi corazón está llorando otra vez, mi alma también.

1 comentario:

Katrina dijo...

A veces intentamos salir a superficie cuando no hemos aprendido lo suficiente de las profundidades... a veces hay que aceptar el dolor y el sufrimiento y ver como, suavemente la intensidad comienza a decrecer y lo que antes nos parecía profundo e inmenso termina siendo la orilla de un mar con aguas cristalinas...

Tiempo sin leerte!
Saludos